LIFTING SIN CIRUGÍA, PASO A PASO
Comenzamos eliminando cualquier impureza en la zona facial a tratar, una vez limpia, se aplica un antiséptico y exploramos el rostro del paciente y sus líneas vectoriales de tensión, delimitando la zona, dibujando un entramado de líneas-guía para la colocación bajo la piel de los hilos tensores.
El hilo, que es como un cabello, se inyecta mediante una aguja guía, casi tan fina como el hilo, diseñada especialmente para este fin.
De manera que, lo que hace que la piel se tense es la red de vectores que creamos para sujetar los tejidos. Es muy importante saber en qué plano de la piel se pone. Por ello, los Hilos Japoneses no pueden comprarse ni inyectarse sin la formación y la acreditación exigida.
Aplicamos una crema anestésica para que el tratamiento sea indoloro, y procedemos a la inserción de los hilos, cuya longitud variará en función de las zonas a tratar.
Estos hilos, cuyo objetivo es mejorar la calidad de la piel produciendo un efecto lifting, están hechos de Polidioxanona, una sustancia muy segura que se utiliza en cardiología y oftalmología. Al ser un material de origen natural, es reabsorbible y biocompatible, por lo que no se requiere prueba de alergia.
Para evitar hematomas, se puede preparar a pacientes con predisposición 24-48 horas antes del procedimiento. Y una vez finalizado el retensado, aplicamos frío o máscara descongestiva.